
"Érase una vez, a la orilla de la playa, un poblado de gente del campo… No había alquiler, la comida se compartía. No se veía dinero. Nadie comía carne, salvo caza del monte. Y mucho pescado. Mucha abundancia, mucha abundancia, hasta de cangrejo. En cuanto a necesidades, no faltaba nada, salvo electricidad y agua corriente. El agua se sacaba del río. Se trabajaba en conjunto en las huertas y en las casitas – todas hermosas, alisadas con las manos. Todos ayudaban en el barro. Había cantos… sí, cantaban, para sembrar, para amasar el barro… y en un instante la casa estaba lista. De barro, paja, bejuco y madera, la mayoría quedaba vacía, pero se llenaba en los días de fiesta. Porque aquí, el primer interés de la gente era hacer una fiesta!"*

*Fragmento del libro Nativos e Biribandos, de Fernanda Carneiro y Cristina Agostinho, que muestra muy bien cómo era Trancoso hace algunas décadas. Vale la pena leerlo para quien quiera conocer la esencia de Trancoso.
¿Por qué Trancoso?
La mayoría de los turistas que llegan a Trancoso aman las playas, el paseo al atardecer por el Quadrado, la encantadora iglesita de São João Batista – más linda no hay – los excelentes restaurantes de cocina variada, la simpatía del bahiano y ese aire de vida descomplicada, lleno de gente bonita. Sin embargo, pocos conocen la historia de este lugar, sus costumbres y los rincones que enamoraron a los “hippies” de los años 70.
Lo que mantiene a tanta gente en Trancoso es la naturaleza, que cambia cada día y sigue siendo la misma: ¡hermosa! La vida cotidiana, en medio de gente de todas partes del mundo, pero al mismo tiempo con espacio para disfrutar en soledad. Los amables bahianos nativos y los que se volvieron trancosenses de corazón, que recuerdan cada día, aunque sin palabras, que lo que importa son las cosas simples de la vida… el tiempo para el amor y para el cielo. Sí, porque no hay cielo más estrellado que el de Trancoso.
Los primeros en descubrir Trancoso, en 1586, fueron los jesuitas, y durante casi 400 años permaneció prácticamente escondido. Ha cambiado de nombre varias veces: Aldeia de São João Batista, Villa Nova Trancoso, y pasó de aldea a poblado, luego a municipio y, finalmente, a distrito de Porto Seguro.
Por eso te invito a quedarte un poco más aquí y descubrir las maravillas del Trancoso de hoy, con sus puntos a mejorar, pero con mucho que ofrecer, si sabes cuidarlo.
Nosotros te ayudaremos a recorrer las playas más hermosas, practicar deportes de aventura si quieres, disfrutar de lo mejor de los principales restaurantes y sentirte un trancosense por una temporada.

